Conocer a la ciudad de Bogotá con su pasado es muy fácil, porque este pasado está ahí, al alcance de cualquiera, capaz de apreciarla. En sus casas de aleros decimonónicos y balcones coloniales del barrio La Candelaria de Bogotá, se esconden los fantasmas de los virreyes que alguna vez habitaron patios y zaguanes.
Esas callecitas de piedra empinadas de La Candelaria, que parecen llegar al cielo, han visto pasar la historia del país. Mucho antes de que Gonzalo Jiménez de Quesada fundara esta ciudad en un valle de alcázares y levantara doce chocitas en el Chorro de Quevedo, fue un sitio sagrado para los Muiscas.
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